miércoles

CVR UNA EXPERIENCIA RECONCILIADORA

“Por ir en busca del éxito nos hemos olvidado de la dignidad,
del amor, de la compañía de los ríos, y del respeto entre los seres humanos;
nos hemos olvidado de lo liviano que uno se siente al hacer el ridículo”
(Miguel Fuentes G)


Participo desde hace 11 años en la Pastoral Universitaria, que resurgió desde el interés de la Pastoral Juvenil del Cusco en el año 1993, tiempo en el que he aprendido a seguir a Jesucristo, y que me ha permitido madurar dimensiones de mi fe y mi compromiso.
Llegue a la CVR, cuando se preparaba la audiencia publica en mi ciudad, e invitaron a varios grupos y activistas a participar y apoyar en la preparación de la audiencia y la vigilia con las victimas y familiares, el tema de la Comisión no era muy conocido entonces; comprometí a mi grupo a colaborar con la vigilia como signo de solidaridad con quienes habían sufrido. Después de dos meses y medio la Coordinación Regional del Sur Andino de la CVR, nos visitaron invitáron a un taller de capacitación para formar parte del programa de voluntarios denominado “Promotores de la Verdad”, sentí el desinterés y la apatía de mis compañeros de grupo, pero mantenía esperanzas en que alguno respondería a esta invitación, más aun después de haber presenciado la audiencia pública.
El día del taller no vi a nadie de mi grupo, pero fue importante ver a otros jóvenes que no estaban vinculados al los núcleos de iglesia, chicos y chicas estudiantes universitarios, en su mayoría de las facultades de derecho y antropología, claro había algunos “despistados” que habíamos estudiado materias de ciencias e ingenierías, que por sensibilidad ciudadana o por un compromiso con nuestra fe, estábamos ahí.
Durante el taller evaluamos nuestra percepción de la CVR, así como de las causas y efectos de los 20 años de violencia, salieron ideas muy interesantes que antes no había tenido personalmente, y al final de este taller me nombraron coordinadora del equipo de Voluntarios que se instalaría en Cusco; a petición del responsable del área de comunicación, aclarando que en mi ciudad no había oficina de la CVR.
Al inicio me causó mucho temor el asumir esta responsabilidad, por que veía difícil poder organizar acciones con personas que apenas si conocía, se propusieron un plan de actividades por pequeños subgrupos, pero no resultó; mucha gente dejó de venir a la siguiente reunión y cada vez que había algo que hacer éramos menos.
Sentí mucha contradicción en liderar un grupo de personas que teníamos diferentes formas de pensar y de ver las cosas, cuando veía como en un grupo cristiano podemos en torno a la imagen de Jesús hablar del perdón, de la reconciliación y de la justicia. Cómo motivaciones tan diferentes nos iban llevando a apostar por un trabajo que nos haría conocer mas tarde parte de la historia de nuestro país que nos fué negada durante tanto tiempo.
Quiero resaltar que fue la Audiencia pública lo que más marco mi compromiso con la CVR, escuchar el testimonio de personas que habían sido victimas de tantos atropellos y a veces de la mala suerte, de solo haber estado en el lugar de los hechos, sin más culpa que la de ser campesinos, estudiantes o trabajadores que no tenían otras opciones. Especialmente escuchar a un joven de la comunidad de Lucmahuayco, contar como había tenido que escapar de su casa, la noche en la que un grupo de personas armadas arrasaron ese pueblo, matando a los habitantes indiscriminadamente, el no sabía quienes eran, ni porque pasaba eso, solo oía el ruido de las balas y los gritos de la gente, y a petición de su padre escapaba hacia el monte con su hermanito menor, cuando se dio cuenta que ya no había ruido, estaba cansado y había perdido a su hermanito de tanto correr; de regreso su casa, la realidad golpearía su vida para siempre, encontró en su camino los cuerpos y a veces solo pedazos, de sus vecinos. Cuando llegó a su pueblo el panorama era desolador, casa quemadas, ancianos, niños, mujeres y varones asesinados, no había su casa, el pueblo casi había desaparecido, de la escuela solo quedaba un pared (que ahora es símbolo de aquel hecho y recuerdo de las muchas vidas perdidas ese día), reconoció a su hermano y algunas personas que aun quedaban vivas. No pude contener las lágrimas al escuchar la historia de un niño, joven ahora, que había perdido no solo su familia, sino todo su entorno. El decía que desde ese día su vida fue diferente, y claro tuvieron que ir a vivir donde una tía que no conocían, y luego a hogares de menores, separados de su lugar de origen y de todo cuanto les era conocido. Cuando se hizo mayor de edad volvió a su pueblo, porque sabía que ahí tenia una tierra que le pertenecía y que quizás ahora era su único medio de subsistencia, sentía además que él a nadie le importaba, menos a un estado, a una nación que no había hecho nada por él y su pueblo.
No contó, claro, los traumas que habría sufrido después o los maltratos recibidos por alguien sin tener quien lo defienda o los resentimientos que quizás aun no curaba, la falta de afecto y la inseguridad que produce el no tener familia y la responsabilidad temprana de un menor, no contó la vergüenza de que tendría en una cultura donde los machos no lloran exponer públicamente sus lágrimas. Yo imagine todo esto, me llené de rabia, de impotencia y de tristeza porque sentía en ese momento que no podía hacer nada por ayudarle, por calmar sus dolor y su pena, por decirle solamente que a mí si me importaba y que a los ojos de Dios era valioso, como hacer para que el lo sepa!!
El trabajo de voluntaria no fue fácil y menos el de ser coordinadora, ya con bastantes tareas que desarrollar en otros espacios y el trabajo de medio tiempo que me mantenía, pero fue gratificante, porque ese fue mi aporte, mi manera de decirle a este joven y a otras tantas personas que presentaban sus testimonios que a mi si me importaban, que a Dios si le importaban. Hicimos varias actividades sensibilizando a la población, apoyamos en investigaciones como la de Historias Regionales, o encuestando para saber el impacto de la CVR en los espacios de poder.
Para muchos quienes participamos en el voluntariado el iniciar este encargo fue todo un reto que suponía la disposición de aprender, estudiar y difundir los temas abordados por la comisión; motivada por mi compromiso como simple ciudadana y más aun por mi fe. Aprendí mucho sobre la historia de nuestro país, una historia que no percibía en su verdadera dimensión; conocerla fue difícil, jamás imaginé que encontraría hechos tan dolorosos, provocados por hermanos de un mismo país; esto ha supuesto profundizar las razones del porque sucedió todo esto en nuestro entorno y como desde nuestros esfuerzos juveniles podemos colaborar para que no vuelva a suceder, las maneras que podemos idear para contribuir a una auténtica reconciliación, desde las organizaciones juveniles, pues considero que esta parte de la población es muy vulnerable a ser manipulada por intereses políticos o personales, confundidos por ideologías y pensamientos, como en mucho tiempo así lo ha sido. En las conclusiones de la CVR veo tres de ellas (22, 23, 32) que hacen mención directa de los jóvenes, de la inquietud por ser participes de un cambio, de sus demandas frustradas y aspiraciones de progreso limitadas; muchos seducidos por ideales de igualdad que se confundieron y fueron sometidos sin darse cuenta en concepciones equivocadas de hacer justicia.
“La CVR llama al país a impulsar las reformas institucionales para que proyectos terroristas y totalitarios no encuentren nunca más eco alguno entre los jóvenes" 1.

El llamado es a todos, tanto al estado como a la sociedad civil en general, será entonces necesario promover estrategias que permitan a la población reconocer su responsabilidad y su posición, sobre todo en relación con quienes más sufrieron, y son victimas aún del todo este proceso. Teniendo en cuenta que estamos enmarcados en una cultura de provecho personal y competitividad, de éxito que excluyen cada vez más a los más pobres, es importante seguir compartiendo el valor de la solidaridad y el servicio que caracteriza a los jóvenes, del que espero aprendan más los niños, que luego serán los jóvenes y adultos del país.

3 comentarios:

Lilian Oscco dijo...

Hola Lilian

Sabes leí tu Blogge y como siempre las palabras que salen de tí son sobrecogedoras. Cuando formamos parte del PROVER - CVR, recuerdo que apenas estaba en el primer semestre de Antropología) apenas comenzaba a conocer la realidad de un país que había vivido una de las más negras páginas de su historia, y con ella también comenzaba a conocerme a mi misma como persona y en mi papel de jóven que descubría su compromiso frente a la sociedad. Nunca olvidaré la confianza que en todo ese proceso me diste, o mejor dicho nos diste. Ahora que leo tu blogge, sólo me llevaste hasta ese momento y a fijar mi memoria en aquel compromiso que por mi dejadez y la de nuestro grupo hemos dejado de lado orgánicamente, pero que en la práctica creo que es un apostolado a partir de nuestra experiencia como voluntarios de la CVR, más que como víctimas (directas o indirectas) de la violencia política. Gracias por haber sido tu quien acompañó la experiencia en aquel entónces.

Besitos.
Yhisse.

ELPE dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ELPE dijo...

Hola Lilian!!!
busco en el blog de la elpe, y presionando botones llego hasta tu blog. un viaje entretenido si duda.
me llamó la atención la frase una "una vida una misión" y me encantó. justo en estos días había estado pensando en el sentido de la misión que cada uno tiene. no todos la conocen , pero vaya que sí la viven. sería mucho mas comodo para cada uno conocer su misión desde el principio, asi nos equivocariamos menos, pero que gracia tendría no equipvocarse. donde iria a parar nuestra humanidad??? =) no tendríamos pretexto para empezar una y otra vez. la vida sería un poco aburrida no? Nos perderíamos las miradas comprensivas de nuestros padres, cuando nos equivocamos, las palmadas en el hombro del amigo que nos consuela y nos anima a seguir adelante, los gestos graciosos de quienes con sus bromas nos convencen de que un error lo comete cualquiera etc; nos perderíamos la experiencia de sentirnos perdonados, de sentirnos queridos. y tambien -como no- la de perdonar y ser indulgentes con los demás. hace tan bien perdonar!!! esa debería ser - tal vez - la única parte de la misión que se nos debe revelar. estamos llamados a perdonarnos todos sin exepción. ello llenaría nuestro corazón de serenidad, para los momentos dificiles y para afrontar los desafios de la vida y la misión.
un abrazo, y sigue adelante. manda de cuando en cuando una notita a la elpe.
Feliz navidad.
marco sachun.